En el pueblo hemos de detenernos en la Fuente de Abajo, la Iglesia de San Justo y San Pastor, más adelante, el viejo Potro de herrar, junto a la centenaria morera.
Por el antiguo camino de Villaflor, dejamos las últimas casas, el sofrero (alcornoque), de extrañas y rugosas formas, se extiende por buena parte de nuestra senda, introduciéndonos en un bosque enigmático, lleno de susurros cómplices.
Cruzamos el arroyo de la Presa, por “La Puente”, sencillo y práctico puente de granito, y ascendemos a la Fuente del Caño, incansable manantial de agradecidas aguas. En la parte final de nuestro recorrido, encontramos una reliquia antropológica, de alto significado humano: el Calvario, testigo del dolor y la alegría del hombre.
Cruzamos el arroyo de la Presa, por “La Puente”, sencillo y práctico puente de granito, y ascendemos a la Fuente del Caño, incansable manantial de agradecidas aguas. En la parte final de nuestro recorrido, encontramos una reliquia antropológica, de alto significado humano: el Calvario, testigo del dolor y la alegría del hombre.