A lo largo de todo el recorrido nos acompaña la presencia de la piedra, el granito, desde la torre románica de la iglesia parroquial de Santiago, a las formas caprichosas talladas por la naturaleza, pasando por las fuentes, obra de canteros del pueblo.
Los molinos, perfectamente mimetizados, nos asombran con el ingenio derrochado para aprovechar la escasez de agua del regato. Más al sur, nos asomamos, desde Castil de la Cabra, al río Esla, cercana ya su desembocadura en el Duero. Impresionante imagen de los Arribanzos. Ya al final, en las calles del pueblo, encontramos el Horno del Tío Rey, vinculado, hasta sus últimos días, a la alfarería de Muelas.
Los molinos, perfectamente mimetizados, nos asombran con el ingenio derrochado para aprovechar la escasez de agua del regato. Más al sur, nos asomamos, desde Castil de la Cabra, al río Esla, cercana ya su desembocadura en el Duero. Impresionante imagen de los Arribanzos. Ya al final, en las calles del pueblo, encontramos el Horno del Tío Rey, vinculado, hasta sus últimos días, a la alfarería de Muelas.